Los 57 puntos que les endosó a los Jazz (aunque al final no sirvieron para ganar) le suponen el record de anotación en la historia de la franquicia de los Bucks, superando a gente del nivel de Kareem Abdul Jabbar, Oscar Robertson, Terry Cummings o Ricky Pierce. Pero Redd no es un hombre “chupón” a lo Mike James (Wolves) o Ray Allen (Sonics). Se trata de un escolta con buenos porcentajes en tiros de 2, 3 y desde la linea de personal, con sus típicos días malos, pero sin tirar por tirar. Hizo 18 de 32 en tiros de dos, 6 de 12 en tiros de tres y 15 de 17 en tiros libres… números todos ellos buenísimos y más para alguien que tiró en todo momento del equipo. Tan sólo una canasta de Matt Harpring a falta de segundo y medio evitó que la noche hubiera sido completa. Las palabras de Redd tras el partido no eran de alegría: “Quería ganar. Eso era lo más importante; y seguramente me hubiera sentido mejor si hubiéramos ganado el partido”. Éstas reflejan el sentimiento de un líder nato, no de un copa estadísticas.
Gran inicio
Esta temporada lleva una media de 52% en tiros de dos, 47% en tres puntos y 92% en tiros libres, números de auténtico all star que le permiten encabezar la lista de mejores anotadores con 32 puntos por partido. Empezó la temporada anotando 37 puntos y luego ha llegado a los 30 en dos ocasiones más para consagrase con los 57 puntos ante Utah. Su único partido malo fue ante los Raptors de Garbajosa y Calderón, donde anotó 15 puntos con pobres porcentajes en el tiro.
Y lo más curioso de todo es que Redd es un auténtico robo del draft. En el 2000 sólo los Bucks se fijaron en él y fue en segunda ronda. En los tres años que estuvo en Ohio State promedió 19 puntos por partido aunque con peores porcentajes en el tiro que en sus campañas NBA. Pero en ese draft ni los Bucks apostaron primero por él ya que su elección de primera ronda fue Joel Przybilla, un fortachón blanco de 2.16 que no cuajó en los Bucks y que ahora está en los Blazers. Llegó a un equipo repleto de metralletas: Sam Cassell, Glenn Robinson y Ray Allen era el mejor bakcourt de la NBA y de reservas había gente válida como Rafer Alston (base titular de Houston) y Lindsey Hunter (Pistons). No fue una temporada con minutos y sólo pudo promediar 2 por partido. En la segunda temporada llegó a los 11 y a partir de ahí vino la escalada. Milwaukee fue traspasando a sus figuras: Allen está en Sonics, Cassell en Clippers y Robinson no está ni siquiera este año en la liga. Y Redd ha sido el único intocable desde entonces. De aquel equipo de la campaña 2000-01 sólo queda Redd y este año se ha convertido en la guía que necesita un equipo que cuenta con talentos como los de Charlie Villanueva, Bobby Simmons o Andrew Bogut. Redd siempre ha mejorado sus prestaciones en cada campaña que ha jugado. De los 2 pp, pasó a los 11, luego a 15 pp y después ya no ha bajado de la veintena, llegando esta temporada a superar la treintena de puntos por partido.
Apunten este nombre porque junto ha entrada en el grupo selecto de hombres como Dwayne Wade, Chauncey Billups, Gilbert Arenas, Mike Bibby o Baron Davis . A la chita callando y “tacita a tacita” se ha consagrado y recuerda mucho a Joe Dummars, el “asesion silencioso” de los Bad Boys.
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