martes, octubre 23, 2007

Sergi Xavier agresor por España

Espero que sea ésta la única y última vez que rompo la línea baloncestística para condenar una acción carroñera y deleznable: La agresión de un chico de 21, Sergi Xavier, vecino de Santa Coloma de Cervelló, a una joven inmigrante ecuatoriana. ¿Quien es el culpable de que un joven todavía sin formar llegue a cometer este acto y luego se vanaglorie de ello? Si alguien quemó a un indigente por diversión...¿que menos que golpear a una inmigrante?
El chico no es ninguna perla ya que tiene antecedentes por robo. Seguramente alguien se ha encargado de meterle entre ceja y ceja que roba porque los inmigrantes le quitan el trabajo. Alguien que delinque porque un inmigrante que ha dejado a su familia a miles de kilómetros intenta subsistir con 700 euros al mes y un horario laboral que debería ser condenable por los que se tildan de ser defensores de los trabajadores.
Este video va dedicado a quienes ensalzan ese patriotismo de "con sangre entra" y utilizan el mínimo poder del que disponen para fomentar el odio y la agresión. Espero que todos los bloggers se unan en la emisión del video -gracias Jordi Basté (www.rac1.org) por tu editorial del martes 23/10/07- para ver si a alguien se le ocurre pedir perdón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, buena opinion, pero... ¿que me dices del alcance mediático que le estan dadno algunas cadenas de tv, las que solo buscan audiencia a cualquier precio? ¿le estan haciendo un heroe o lo estan criminalizando?

JR Sanchis dijo...

También lo decía Basté. La televisión es la que dictamina si este chico ha de ser condenado, apaleado o regañado. Las televisiones frívolas lo están convirtiendo en un freak, una mezcla de yoyas y " a Sole que te meto con el meshero". En nuestras manos está el poder de elegir lo bueno y discriminar la bazofia.
De todas maneras ha de servir para que muchas decisiones judiciales puedan ser -valga la redundancia- juzgadas por los ciudadanos. Lástima que este revuelo mediático no suceda cuando un juez/a deja en la calle a un maltratador, o violador reincidentes. Ahí no interviene casi nunca el fiscal del Estado. Si en esta ocasión lo ha echo para que en el mundo no nos vean como unos racistas también debería hacerlo para que en el resto del planeta no nos vean como unos maltratadores.